En el contexto de la Historia cultural en Chile, Jorge Gajardo y Mónica Carrasco fueron agentes culturales fundamentales entre 1963 y 1973, los cuales a través de sus testimonios orales y prensa escrita, podemos decir que fueron parte del «Teatro Comprometido» con los cambios que Chile promovió durante la década de los sesenta, catalogada como una época de alta efervescencia social. A lo anteriormente dicho, añadimos que dentro de los procesos históricos, los años sesenta fueron  considerados una verdadera «bisagra histórica» (Jocelyn -Holt), situación que propició que los proyectos globales  de nuestra sociedad entraran en evidente pugna (Góngora)  que posibilitó el Ascenso de un gobierno de carácter popular y el posterior golpe de Estado que lo aniquiló.La participación activa de don Jorge Gajardo fue desde Santiago hacia la Universidad de Concepción, el cual estuvo a cargo de formar el TUC bajo una visión social y crítica del país del entonces entre 1960 y 1971. Su participación en la obra Redes del Mar y El Umbral del dramaturgo José Chestá, nos conecta con el desarrollo de una dramaturgia regional y social, donde el rol de Orlando Rodríguez, director del ITUCH o Instituto de la Universidad de Chile, se transformó en un agente aglutinante de propuestas e iniciativas autodidactas que sin su difusión, hubieran quedado relegadas al olvido. Orlando Rodríguez como profesor de historia del Arte, reunió en escuelas de verano y proyectos artísticos  a personas específicas con una visión común  del arte y del teatro en Chile, que en sus inicios tuvo escasa planificación definida, para que los actores y compañias independientes pudieran llegar a  los sectores populares  que vivían en condiciones precarias y con escasa educación formal, sin entender que serían una generación que tomó la iniciativa colectiva y personal de ampliar el público del teatro hasta el Ascenso de Salvador Allende. Por otro lado y siguiendo la Línea del Ascenso de la Unidad Popular, Mónica Carrasco, recién egresada del Instituto de la Universidad de Chile, en 1971 la invitan a ser elenco de la obra teatral de tipo costumbrista Chiloé cielos cubiertos de Asunción Requena; La Madre obra teatral rusa  de Gorki y Los Desterrados de Víctor Torres, en donde ella comentó que la tónica de la época en cuanto a cultura era vivir dentro de una gran fiesta popular y que los unía el sentimiento de estar haciendo cultura en las calles y para todos sin exclusión de nadie, enfatizando que el miedo a la sedición y tragedia estaba instalado en otros sectores de la sociedad y que la cultura sin tener el apoyo estatal concreto todavía, jugó un rol fundamental en los cambios de mentalidad, para contribuir a construir una sociedad mucho más democrática en la cual estaban insertos. El aporte del Teatro Chileno en esta época a diferencia de otros autores que también investigan esta línea, la producción teatral estuvo lejos de haberse anquilosado o estancado, al contrario, las numerosas manifestaciones aficionadas sobrepasaron con creces las casas de estudios y tomó mayor fuerza  y consistencia con la firma del Convenio cultural de la CUT con el ITUCH en 1963 y culmina con la firma del convenio CUT UTE en 1969, en donde los trabajadores en la Universidad Técnica del Estado ya estaban en condiciones para democratizar y educar a los trabajadores de nuestro país que no tenían acceso a la educación universitaria en nuestro país.Nota: Daniela Wallffiguer Belmar.

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